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lunes, 9 de enero de 2012

El viaje a Holanda

Emily Pearl Kinsgley, escritora del programa de TV “Barrio Sésamo” y madre de un niño con Síndrome de Down, escribió este cuento para describir la experiencia de educar a un hijo con necesidades especiales:

"El viaje a Holanda"


“Esperar un bebé es como planear un fabuloso viaje de vacaciones a Italia:





Compras muchas guías de turismo y haces unos planes maravillosos: el Coliseo,
el David de Miguel Angel, las góndolas de Venecia…También puedes aprender algunas
frases en italiano. Todo es muy excitante.
Después de meses de preparación,finalmente llega el día: haces la maleta y
estás muy nervioso.
Algunas horas después, en el avión, la azafata dice: “Bienvenidos a Holanda”.
“¿Holanda?”, preguntas. “¿Cómo que Holanda? ¡Yo pagué para ir a Italia! Toda mi
vida he soñado con ir a Italia.”
Sin embargo, ha habido un cambio en el plan de vuelo, el avión ha aterrizado en
Holanda y ahí te tienes que quedar.
Así que tienes que salir y comprar nuevas guías de turismo, incluso tendrás que aprender un idioma nuevo.
Lo importante es que no te han llevado a un lugar horrible: se trata, simplemente, de un lugar diferente.
Es más lento y menos deslumbrante que Italia. Pero después de pasar allí algún tiempo y de recuperar la respiración, empiezas a mirar a tu alrededor y te das cuenta de que Holanda tiene molinos de viento, tulipanes, incluso Rembrandts…





Pero todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia, presumiendo de los días maravillosos que han pasado.
Y durante el resto de tu vida, te dirás: “Sí, ahí es donde se suponía que iba yo. Eso es lo que yo había planeado.”

Este dolor no desaparece nunca, porque la pérdida de este sueño es una pérdida
muy significativa.
Pero si malgastas tu vida lamentando no haber ido a Italia, nunca podrás ser libre para disfrutar de lo que es especial: las cosas encantadoras que te ofrece Holanda.


Ya llevo más de una década en Holanda. Se ha convertido en mi hogar. He tenido tiempo para recobrar el aliento, para establecerme y acomodarme, y para aceptar algo diferente a lo que había planificado.

Mirando atrás, reflexiono sobre los años cuando recién arribé a Holanda. Recuerdo con claridad el golpe emocional, mi temor, mi ira - el dolor y la incertidumbre. Durante esos primeros años, traté de regresar a Italia, tal como lo había planeado, pero fue en Holanda que debí permanecer. Hoy en día, puedo decir lo mucho que he andado en este viaje inesperado. He aprendido tanto. Pero, este recorrido ha tomado su tiempo.


Trabajé duro. Compré nuevas guías de viaje. Aprendí un nuevo idioma y lentamente hallé mi camino en esta nueva tierra. Conocí a otras personas cuyos planes cambiaron, al igual que los míos, y que podían compartir mi experiencia. Nos apoyamos mutuamente y algunos se han convertido en amigos muy especiales. Algunos de estos compañeros de viaje llevaban más tiempo que yo en Holanda y resultaron ser guías veteranos, ayudándome a lo largo del camino. Muchos me han alentado. Muchos me han enseñado a abrir mis ojos a las maravillas que pueden contemplarse en esta nueva tierra. He descubierto una comunidad que se preocupa. Holanda no era tan mala. Creo que Holanda está acostumbrada a viajeros extraviados, como yo, y se ha tornado en una tierra hospitalaria, que extiende la mano para dar la bienvenida, ayudar y apoyar a recién llegados como yo.


A lo largo de los años, me he preguntado cómo hubiera sido mi vida si hubiera aterrizado en Italia, como lo planifiqué. ¿Hubiera sido más fácil? ¿Hubiera sido tan enriquecedora? ¿Hubiera aprendido yo algunas de las lecciones tan importantes que he llegado a asimilar? Cierto, este viaje ha sido más retador y a veces yo he pataleado y he exclamado en protesta y por frustración (y aún lo hago).

Y efectivamente, Holanda va a paso más lento que Italia y es menos llamativa que Italia. Pero también esto se ha convertido en una ventaja inesperada. De cierta forma, he aprendido a aminorar la marcha y a mirar más de cerca las cosas, ganando una nueva apreciación de las bellezas notables de Holanda, con sus tulipanes, molinos de viento y obras de Rembrandt.
He llegado a querer a Holanda y a llamarla mi Hogar.

Me he convertido en un viajero del mundo y he descubierto que no importa donde se aterrice. Lo que es más importante es lo que se logre hacer del viaje y que se vean y disfruten de las cosas especiales, las cosas hermosas, las cosas que Holanda, o cualquier paraje, tiene que ofrecer.
Cierto, hace más de una década que llegué a un lugar que no había planificado. Sin embargo, estoy agradecida, porque este destino ha sido más enriquecedor de lo que hubiese podido imaginar. "

Mi viaje a Holanda:

Cuando leí este texto por primera vez, me emocioné, todavía estaba en esa fase donde el dolor de un destino diferente podía conmigo. Recuerdo que lo imprimí para mi marido y para los abuelos porque significo para mi un canto a la esperanza.

Mi Holanda es el autismo, y cuando me dijeron que mi hijo tiene un síndrome que no tiene cura sentí un dolor tan profundo, sentí tanto miedo. Italia  estaba en mis planes, mis "vacaciones perfectas" cambiaron de destino, y gracias a muchas amigas fui descubriendo que el sol sale cada día en todo el mundo, aunque al principio cueste fijarse en el, aunque hay días de nubes o de tormentas en Italia y en Holanda, pero también días en los que brilla el sol.

Ahora Holanda es mi hogar, se puede formar un hogar en cualquier parte, somos una familia diferente, pero feliz, que cada día piensa menos en Italia y va descubriendo las cosas bellas de Holanda, estoy de acuerdo con Emily Pearl, y tengo que agradecer que este cambio de planes me ha hecho mas fuerte y mejor persona. Es inevitable, me pasa cuando voy al parque o a buscar a  mi hijo al colegio y al ver a los otros niños me pregunto como sería mi vida en Italia. Pero aquí en Holanda puedo ya echar la vista atrás y en estos dos años hemos conseguido tantas cosas, y seguimos trabajando por eso, por ser una familia diferente pero feliz.


María

2 comentarios:

  1. Quiero felicitaros por esta entrada. Un cambio de destino puede ser difícil de digerir al principio, pero hay que saber adaptarse y disfrutar del camino que nos toca recorrer. Felicitaciones

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  2. La gran lástima de haber aterrizado en Italia es que jamás os hubiera conocido.
    ¡Ni siquiera sería consciente de la gente tan maravillosamente excelente que me hubiera perdido y ahora llenan mi vida de colores!.
    Es cierto, cada día se está mejor en Holanda y eso que mi casa todavía está en los cimientos, y yo todavía estoy aprendiendo el idioma, pero soy feliz con mis vecinos, y cada día amanece más claro.
    Me ha encantado el texto, no lo conocía.
    Nuevamente, ¡Gracias María!
    Asturias che la leche!

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